Desarrollo profesional en Oficina de Farmacia. Herramientas asistenciales

El farmacéutico Jaime Giménez es vocal de Formación y Desarrollo profesional del COF Almería. En su artículo, nos habla sobre la importancia de diferentes herramientas asistenciales para proporcionar una mejor atención y cuidado de la salud del paciente.

Jaime Giménez

Jaime Giménez es farmacéutico adjunto y vocal de Formación y Desarrollo profesional en el COF Almería.

Estamos viviendo una época muy complicada en todos los niveles de nuestra sociedad. Frente a esta nueva realidad llamada COVID-19, las oficinas de farmacia han demostrado una capacidad de adaptación y evolución envidiable, que nos da una idea del potencial de nuestro colectivo.

Quiero pensar que esta situación tiene fecha de caducidad y que, si miramos hacia el futuro, podemos diseñar cuál queremos que sea nuestro papel en la sociedad.

Hay ciertos conceptos que han llegado en estos días para quedarse en mayor o menor medida y que tienden a una despersonalización de la atención al ciudadano. Me refiero a las consultas telemáticas, compras online en grandes cadenas de venta o a la telemedicina. En este escenario, a las oficinas de farmacia nos toca apostar aún más fuerte por los que siempre han sido nuestros pilares fundamentales (asistencialidad, formación, cercanía, profesionalidad…) y reforzarlos utilizando una gran cantidad de herramientas que, a día de hoy, ya tenemos a nuestra disposición.

Así, podremos conseguir profesionalizar aún más algunos aspectos de la atención farmacéutica y dar a nuestros pacientes una atención integral y de calidad, y que se perciba de tal manera por estos mismos y por las administraciones.

Me gusta hablar de herramientas asistenciales en referencia a todo aquello que, como profesionales de la salud que somos, nos ayuda en nuestra labor. Son nuestras armas para dar la mejor atención y cuidado de la salud posible.

 

Así, para conseguir esto, veo fundamental prestar la mayor atención posible a estas 4 herramientas:

 

  1. Formación continua y especializada de todo el personal de la farmacia.
  2. Servicios profesionales. Aunque muchos de ellos se han realizado desde siempre de manera innata, veo fundamental la protocolización y estandarización de estos. Hay muchos y cada farmacia podrá realizar unos u otros según sus posibilidades (Sistemas Personalizados de Dosificación, Seguimiento Farmacoterapéutico, control de parámetros de salud…).
  3. Apoyarnos en aplicaciones como Nodofarma asistencial o Axonfarma, que nos permiten llevar un registro de todas estas labores que realizamos, generando una historia clínica compartida, entre otras muchas funcionalidades y las que están por llegar.
  4. Destinar una zona de la farmacia a la atención personalizada (ZAP), donde con intimidad y cercanía al paciente, podamos realizar todo lo anterior.

     

Cada oficina de farmacia es diferente y tendría que adaptarse según sus necesidades y posibilidades, pero con el foco puesto en estos 4 puntos, el aumento de calidad y asistencialidad al que ha de dirigirse la farmacia está asegurado.

 

La farmacia asistencial es ya una realidad en muchas oficinas de farmacia. Quiero pensar que cada vez nos irán llegando más de estas herramientas como podrían ser un mayor abanico de soluciones sin receta para patologías menores, una mayor integración y comunicación con los demás niveles asistenciales o la posibilidad de realizar un mayor número de pruebas diagnósticas. Mientras tanto, me gustaría animar a todas las oficinas de farmacia a avanzar en el desarrollo de las herramientas que ya hay disponibles y a seguir aportando nuestro granito de arena en esta crisis y en las que estén por venir, pues no se me ocurre otro sitio mejor para afrontar esto que desde una oficina de farmacia.

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