La farmacia asistencial representa la evolución natural de la oficina de farmacia, transitando de un centro de dispensación a un espacio de salud proactivo, centrado en el seguimiento farmacoterapéutico y la mejora de los resultados en salud del paciente. En este paradigma, el consejo experto, la cercanía y la confianza son los pilares fundamentales. Hoy, la tecnología digital emerge no como un sustituto de esta relación humana, sino como su más potente catalizador, permitiendo al farmacéutico extender su cuidado más allá de las paredes de la farmacia. (1)