Servicios post COVID-19

El farmacéutico Salvador Tous es titular de una farmacia de Barcelona y miembro de SEFAC. En su artículo, nos habla sobre la vuelta a la normalidad asistencial en la farmacia y la prestación de servicios, como la toma de la presión arterial.

Salvador Tous

Salvador Tous es farmacéutico comunitario en Barcelona y miembro de SEFAC, de la Sociedad Catalana de Hipertensión Arterial y Riesgo Vascular y de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria.

La COVID-19 ha sido una de las circunstancias que ha cambiado más profundamente el entorno en nuestras farmacias comunitarias de los últimos años. Ha arrasado con inercias y ha sido capaz de promover cambios en la relación con la Administración impensables. También ha cambiado actos cotidianos en nuestras farmacias comunitarias y, hasta cierto punto, nos ha distanciado de los pacientes, de la misma forma que los ha distanciado de Atención Primaria. Hemos seguido estando cerca de ellos, pero nos hemos visto obligados por seguridad, primero, a improvisar y, luego, a usar cintas y mamparas, además de un aforo limitado que ha llevado, en muchos casos, a colas en el exterior.

Frente a todo esto, personalmente me hago una pregunta: ¿Cuándo vamos a ser capaces de recuperar el nivel de servicios que ofrecíamos a nuestros pacientes, muchos de ellos reticentes y que intentan estar en la farmacia el mínimo tiempo posible? ¿El entorno será el mismo o se abren oportunidades que deberíamos aprovechar?

Y centrándolo en la actividad profesional más frecuente como es la toma de la presión arterial, ¿seremos capaces de recuperar la normalidad asistencial?

¿Por qué la toma de presión es tan importante? Bajo mi punto de vista, porque nos permite identificar a pacientes o susceptibles de ser tratados, o bien que lleguen a objetivos terapéuticos los que ya lo están. Lo mejor es que nos permite crear una relación terapéutica con los pacientes que no solo quieren el dato, sino, en muchos casos, su interpretación, y de ahí surge una relación de la que cuelgan muchas cosas.

Mi reflexión es que debemos tomar un papel activo proponiéndolo proactivamente a los pacientes ya tratados previamente, en primer lugar. Posteriormente, esto llevará a que los no diagnosticados recuperen la confianza en nuestra labor, porque intuyo que la dificultad de acceder a los centros de salud va a perdurar más tiempo del que desearíamos.

Sin duda, los centros de salud han experimentado, tras el desconcierto inicial, que muchas de las actividades asistenciales que se hacían presencialmente pueden hacerse a distancia y esto va a intentar mantenerse para un buen número de pacientes. Centrándonos en la toma de la presión, todo depende de qué postura asumamos, porque nos puede abrir oportunidades de servicios.

Pensando en las resistencias y dificultades, no hay que olvidar la aplicación escrupulosa en cuanto a higiene de los espacios y aparatos, aplicando buenas prácticas (ya definidas en documentos publicados por colegios o sociedades científicas) para vencer resistencias hasta en los pacientes más escrupulosos. Pero, además, somos los más cercanos y los mejor situados cerca del paciente para hacer esta labor de acompañamiento, seguimiento y control de los hipertensos. Y más, teniendo en cuenta que una de las secuelas ya visibles de la post COVID-19 es el aumento de problemas cardiovasculares, cuyo control recomienda un seguimiento estricto entre otras cosas de la cifras de tensión arterial.

En mi caso, la apuesta por este tipo de servicios la considero esencial, ligado a otros servicios de valor añadido como AMPA o MAPA, que se han visto afectados por la era COVID-19. También por dificultades en atención primaria, aunque poco a poco vamos a recuperar el pulso después de su suspensión forzada. En este momento, estamos más o menos en un 50% de la actividad previa, pero con una dinámica ascendente desde el 0-20% de los momentos más duros de la pandemia.

No quería dejar de comentar por obvio que el registro de los datos y el seguimiento de la evolución más allá de la consabida tarjetita de registro son imprescindibles en alguna o varias de las plataformas disponibles. En mi caso, compaginamos Sefac XPERT con Farmaserveis de COFB. Tarde o temprano, espero que seamos capaces de lograr la prometida conexión entre ellas y con la Administración, porque nos situaría en una situación estratégica.

Tampoco el uso de app de registro por parte del paciente de sus datos, que puede ser una vía para mantener una conversación con el paciente que se lo toma en su domicilio, pero nos hace difícil poner en valor nuestra labor de seguimiento de los datos. Es una opción no descartable para pacientes con facilidad de manejo de apps.

Sin duda, la era post COVID-19 abre posibilidades que podemos aprovechar, o bien saldremos perdiendo gestos y relaciones que no deberíamos menospreciar.

 

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