Abordaje de la intolerancia alimentaria en adultos desde la farmacia

Jue, 21/10/2021

La intolerancia alimentaria es una reacción a ciertos alimentos que puede causar síntomas de diferente gravedad. Además del alimento en sí, existe una gran variedad de factores que pueden provocarla, como su origen, producción y manipulación. Un alto porcentaje de población de todas las edades sufre intolerancia a algún alimento, pero es difícil detectarla hasta que aparecen los síntomas [1]. La intolerancia en adultos se puede haber desarrollado mucho tiempo antes de la manifestación de estos, por lo que puede ser difícil identificar la causa.

No se trata de una alergia, sino que produce una reacción más lenta. Los anticuerpos que la desencadenan son las inmunoglobulinas G (IgG). Para detectarla, se debe aplicar un test de IgG que analiza la intolerancia frente a diversos alimentos [1]. Desde la farmacia comunitaria se pueden ofrecer estos test para ayudar a los pacientes a detectar la causa de los síntomas.

Diferencias entre intolerancia y alergia alimentaria

Algunos pacientes pueden confundir la alergia alimentaria con la intolerancia. En la farmacia comunitaria se les puede ayudar a comprender las diferencias cuando sea necesario:

Alergia alimentaria. Las alergias existen por una reacción del sistema inmunitario, cuando este percibe que cierta sustancia es nociva, aunque en principio sea inofensiva, y desencadena una reacción desproporcionada. Las reacciones suelen producirse de forma rápida en forma de síntomas alérgicos, como sarpullidos en la piel, estornudos y picor. En los casos más graves, pueden poner en riesgo la vida del paciente. [2] [3]

Intolerancia alimentaria. En cambio, las intolerancias son causa de problemas metabólicos y digestivos. Es decir, son reacciones del sistema digestivo a sustancias o alimentos que no puede metabolizar bien debido al déficit de alguna enzima. Se desarrollan de forma gradual y los síntomas suelen aparecer horas después de consumir el alimento. Nunca suponen un riesgo para la vida del paciente. [2] [3]

Síntomas más frecuentes de la intolerancia alimentaria

La intolerancia a los alimentos en adultos puede generar una diversidad de síntomas molestos que afectan al día a día del paciente. En general, los síntomas mejoran al suprimir de la dieta los alimentos causantes. Estos son los síntomas más frecuentes [1]:

Trastornos gastro-intestinales (50%): dolor abdominal, hinchazón, diarrea, estreñimiento y síndrome del colon irritable.
Procesos dermatológicos (16%): acné, eczema, psoriasis, urticaria y picor.
Trastornos psicológicos (11%): ansiedad, somnolencia, depresión, fatiga, náuseas e hiperactividad, especialmente en niños.
Molestias respiratorias (10%): asma, rinitis y dificultad respiratoria. Es común que estos casos se solapen con una alergia.
Molestias neurológicas (10%): dolor de cabeza, migraña, mareo y vértigo.
Otros: artritis, fibromialgia, articulaciones inflamadas y retención de líquidos. Además, en pacientes con obesidad, la intolerancia a ciertos alimentos puede hacer que los tratamientos para perder peso no sean eficaces. Es frecuente que experimenten pérdidas de peso al suprimir estos alimentos de la dieta.

Intolerancias más frecuentes

Conocer las intolerancias más frecuentes puede ayudar a los farmacéuticos a identificar la relación entre síntomas y causas y, así, sugerir un test de detección cuando se considere necesario [4]:

Productos lácteos. La causa más frecuente de intolerancia alimentaria es la carencia de la enzima lactasa, encargada de descomponer la lactosa en sus componentes básicos, galactosa y glucosa. Además, la proteína llamada caseína, que la contienen los productos lácteos, es difícil de digerir. Esto suele causar síntomas como hinchazón abdominal, dolor, diarrea, flatulencias y cansancio.
Fructosa. La fructosa es el tipo de azúcar que contiene la fruta y algunos productos vegetales. La intolerancia a la fructosa suele producir gases, distensión abdominal y diarrea.
Gluten. El gluten, la proteína presente en algunos cereales como la cebada, el trigo y el centeno, desencadena una reacción autoinmune de gravedad variable en personas celíacas. Los síntomas pueden incluir pérdida de peso, de apetito y de masa muscular, además de fatiga, náuseas, vómitos, diarrea y distensión abdominal.
Hipersensibilidad a los sulfitos. Los sulfitos son derivados del azufre que se emplean como conservantes en diferentes alimentos. Pueden generar síntomas muy variados, como problemas digestivos, reacciones en la piel y dificultades respiratorias.

Consejos para combatir la intolerancia alimentaria

Desde la farmacia, se pueden ofrecer consejos a los pacientes que padecen intolerancias alimentarias con el fin de mejorar su calidad de vida [3] [5].

Llevar dietas específicas. En caso de intolerancia alimentaria, se pueden incorporar algunos cambios a la dieta, además de suprimir los alimentos causantes:
- Consumir frutas dulces (si no se sufre intolerancia a la fructosa) y verduras frescas ayuda a estimular la función del hígado.
- Consumir elementos probióticos con fibra (alcachofas, espárragos, ajos, cebollas…) ayuda a reforzar la microbiota y la mucosa intestinal y a evitar reacciones indeseadas.

Leer siempre las etiquetas. Algunos productos pueden contener trazas de otros alimentos, como soja, trigo o frutos secos, debido al proceso o lugar de producción, por lo que es recomendable leer las etiquetas.

Avisar de la intolerancia. Si se come fuera de casa o se pide comida a domicilio, conviene avisar de la intolerancia y preguntar acerca de los productos que se van a consumir.

Descubre más:

Manual: Abordaje de la intolerancia alimentaria