Inés Mera: “A nivel profesional, la mejor herramienta que dispongo es la atención farmacéutica”

Inés Mera: “A nivel profesional, la mejor herramienta que dispongo es la atención farmacéutica”

Inés Mera es farmacéutica comunitaria desde hace 8 años y en su vida profesional no ha parado de crecer; coordina el grupo de diabetes de SEFAC, investiga y además es docente en el Máster de Asesoramiento Nutricional en la Oficina de Farmacia. Pese a que eligió farmacia por admiración a su hermana, su decisión fue la acertada. Hablamos con ella para saber más.

Inés Mera

Inés Mera

Farmacéutica, nutricionista y docente 

Cuéntanos un poco de ti. ¿Cuántos años hace que ejerces como farmacéutica? ¿Por qué te decidiste a ser farmacéutica?

Me licencié hace 11 años ya, pero ejerciendo como farmacéutica comunitaria de manera continua llevo unos 8 años, entre medias estuve estudiando el grado de nutrición humana y dietética y trabajaba únicamente como farmacéutica comunitaria en los veranos.

Básicamente soy farmacéutica por mi hermana, ella también es farmacéutica comunitaria y siempre que la veía en casa estudiar o miraba sus apuntes decía: “si estudio esto ya no necesitaré hacer mis propios apuntes (jaja)”. En realidad, es porque para mí siempre es un ejemplo a seguir tanto a nivel profesional como a nivel personal, aunque ella no lo sepa.

“Mi hermana es un ejemplo a seguir, tanto a nivel profesional como a nivel personal, aunque ella no lo sepa”

Háblanos un poco de la farmacia donde trabajas. ¿Cuánto hace que está abierta? ¿Siempre ha estado en la misma ubicación? ¿La denominación de la farmacia ha sido siempre la misma?

Pues realmente, cuando buscaba trabajo, buscaba una farmacia con unas características muy concretas. Quería trabajar en una farmacia rural, donde me permitiese estar en contacto día tras día con los pacientes y ya no solo en la farmacia sino también en la calle.

Y la encontré, actualmente estoy trabajando en una farmacia comunitaria rural, en un pueblo de unos 2000 habitantes que se llama Maella, en la provincia de Zaragoza. Es una farmacia familiar que fue abierta por primera vez en 1984 por el padre del actual titular, Joaquín Satue.

¿Cuántas personas forman parte del equipo de la farmacia?

Somos cuatro personas, dos farmacéuticos comunitarios: Eduardo y yo, y dos técnicos en farmacia: Noelia y Paula. Depende del verano se amplía el equipo.

¿Qué servicios ofrecéis en la farmacia? ¿Cuáles son los más importantes o los que destacaríais?

La farmacia de Maella se basa en una farmacia comunitaria centrada en los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales, es decir, se basa en dar el servicio al paciente. Entre los servicios estrella tenemos el seguimiento farmacoterapéutico de cualquier enfermedad crónica como puede ser la diabetes, servicio de los sistemas personalizados de dosificación (SPD), servicio de cesación tabáquica, servicio de nutrición, servicio de medición de parámetros clínicos (presión arterial, glucosa, perfil lipídico, etc.), cribados de enfermedades, formulación magistral, servicio de revisión del uso del medicamento, etc.

¿Cuál es el perfil de paciente que visita vuestra farmacia? ¿Piden muchos servicios farmacéuticos?

Maella es una población de edad avanzada, principalmente, aunque también hay mucha población de mediana y corta edad, así que el perfil de paciente que visita la farmacia es este.

Los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales más demandados, quizás, son los sistemas personalizados de dosificación, la medición de la presión arterial y el seguimiento farmacoterapéutico.

¿Qué herramientas de comunicación usáis con el paciente? ¿Cómo os soléis comunicar con ellos?

A nivel técnico, utilizamos principalmente o el sistema de citas o bien la vía telefónica. Estamos empezando a instaurar en pacientes de mediana edad la app “Patient e_XPERT”. Esta app es una aplicación desarrollada por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) en la que permite al paciente incorporar de forma automática información acerca de los parámetros de salud (como presión arterial, pulso, glucosa, etc.) así como sus principales hábitos. Además de esta aplicación también hay un sistema de citas y un sistema de alarmas para la toma correcta de tratamientos.

Mientras que, a nivel profesional, la mejor herramienta que dispongo es la atención farmacéutica. Cuando viene una persona a consultarme algo, no veo solo la petición, sino que quiero ver qué pasa realmente con ese paciente, que necesidades tiene. Al final la conexión que haces con la persona es lo más importante, ahí reside la clave.

“Cuando viene una persona a consultarme algo, no veo solo la petición, sino que quiero ver qué pasa realmente con ese paciente”

¿Y con los médicos? ¿Mantenéis una relación fluida?

Esa es una de las ventajas de una farmacia rural, que la comunicación con todos los profesionales sanitarios es mucho más fluida.

Además de tu labor como farmacéutica, también eres Coordinadora del grupo de Diabetes de SEFAC. ¿Cuál es tú labor? Y ¿qué se puede hacer desde la farmacia comunitaria para prevenir o detectar la diabetes? ¿qué dirías que es fundamental?

Sin dudarlo coordinar el grupo de diabetes de SEFAC supuso y supone un gran reto a nivel profesional. Mi principal labor es organizar y dirigir el funcionamiento del grupo en función de unos objetivos, planes de trabajo y proyectos que son aprobados por la sociedad en torno a la diabetes, además de promover la interacción entre todos los miembros del grupo.

Desde la farmacia comunitaria se pueden hacer numerosas acciones en torno a la diabetes, los tres pilares fundamentales son:

-Prevención: a través de un cribado en diabetes con el test de Findrisc que nos permite saber cuál es la probabilidad de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 en 10 años.

-Adherencia al tratamiento farmacológico gracias a cuestionarios validados como el test de Moriky-Green.

-Educación diabetológica en torno al tratamiento no farmacológico como por ejemplo las hipoglucemias, autoexploración del pie, alimentación, ejercicio, etc.

Pero el grupo de diabetes de SEFAC hace mucho más que todo lo anterior, actualmente estamos, en colaboración con el Grupo Berbés de Investigación y Docencia, en el proceso de validación del primer e único cuestionario existente en farmacia comunitaria que permitirá comprobar el conocimiento sobre el manejo de los dispositivos de insulina, con el fin del que el farmacéutico comunitario enfoque las acciones de educación diabetológica en aquellos aspectos prioritarios, en los que los pacientes muestren más dudas o errores.

También eres docente en el máster de Asesoramiento Nutricional en la Farmacia Comunitaria e investigadora ¿qué te aporta a nivel personal y profesional? ¿cómo se puede ayudar al paciente con diabetes desde la alimentación?

Si no hubiera sido farmacéutica creo que me decantaría por la docencia, enseñar los conocimientos que uno dispone a otros colegas es algo que todos deberíamos hacer, compartir. Los farmacéuticos comunitarios son profesionales sanitarios que estamos en constante reciclaje, por lo que estar en ambos lados (profesor y alumno) es algo que único. Cuando empecé con 27 años en mis primeras charlas, pensaba que podía enseñar una persona joven como yo a toda la profesión farmacéutica y al final la realidad es que todo el mundo, independiente de la edad, tiene algo que enseñar.

Parte de mi desarrollo, tanto en la docencia como en la investigación, se la debo al Grupo Berbés de Investigación y Docencia, que, a través del trabajo colaborativo, los conocimientos y la práctica profesional, busca otorgarle a la farmacia comunitaria el papel fundamental que le corresponde dentro de los niveles asistenciales del sistema sanitario

En el caso en concreto del máster de Asesoramiento Nutricional estoy en dos temas cruciales: diabetes y osteoporosis, artritis, artrosis y fibromialgia. En ambos temas la alimentación juega un papel fundamental tanto en la prevención como en el desarrollo de la enfermedad. 

Resumiendo, combinas la investigación, la docencia, la coordinación y la atención farmacéutica, ¿cómo se traduce esto en tú día a día detrás del mostrador? ¿qué impacto tiene?  

Pues se traduce en ilusión, alegría y pasión por realizar mi trabajo día tras día. Siempre estoy en constante reciclaje y cada vez que aprendo algo nuevo voy corriendo a aplicarlo y siempre estoy realizando y/o participando en estudios de investigación.

Los pacientes ya me conocen y ya saben que yo soy experta en las enfermedades cardiovasculares como la diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, mientras que Eduardo, el titular de la farmacia está especializado más en cesación tabáquica, disfunción sexual, anticoncepción, EPOC, etc. así que en función de la situación y la persona ya sabe a quién acudir.

A final lo bueno de ser varios farmacéuticos en una misma farmacia es que te permite especializarte en diferentes campos y complementarnos los unos a los otros para dar más servicio a los pacientes que acuden a la farmacia.

“Siempre estoy en constante reciclaje y cada vez que aprendo algo nuevo voy corriendo a aplicarlo y siempre estoy realizando y/o participando en estudios de investigación”

¿Cómo imaginas la farmacia comunitaria del futuro?

Ojalá no me equivoque, pero me imagino una farmacia en la que la Administración pague por la realización de un servicio y no por el margen de un medicamento. En la que cortar un precinto de un medicamento no sea algo importante.

Me imagino una farmacia que permite realizar una carrera profesional y que los farmacéuticos comunitarios a través de méritos, experiencia y formación puedan progresar.

Por último, ¿qué mensaje le darías a un estudiante de farmacia que tiene toda su carrera profesional por delante?

El mismo que me dieron a mí en su momento un farmacéutico comunitario llamado Pepe Fornos: “tienes toda una vida por delante, mira, observa y marca la diferencia con el resto de tus compañeros. Disfruta de lo que haces y vuela solo, que lo harás muy bien mientras que seas feliz con lo que haces”.

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Abián Mesa 

 

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